'Tiqqun le pone nombre y le da figura: la Jovencita. La Jovencita
no es mujer ni hombre, sino una imagen, un modelo, un ideal. Eterna
juventud, seducción ilimitada, placer indiferente, amor asegurado contra
todo riesgo, control de las apariencias, cero defectos'. Más aquí.
¿Hasta qué punto estamos dispuest@s a reconocer el poder de fascinación que el imaginario 'de la jovencita' ejerce sobre nosotr@s?