Tanto que decir... que no se dice nada.
Paso lista mentalmente a mis Vahinés - las que conozco quiero decir - y me doy cuenta de que todas tienen cosas súper interesantes que contar y compartir... ¡pero no encuentran el momento!
En realidad no me sorprende. La falta de tiempo es un mal común entre vahinés. A pesar de ello, he decidido tomar la inciativa y señalar algunos temas que les puedan servir de inspiración (o provocación):
- La distribución circular del tiempo, característica de las mujeres trabajadoras en general, y de las madres trabajadoras en particular. Se llama jornada "circular" porque no acaba al final del día: madrugas, empalmas un trabajo con otro, comes mientras paseas al perro, trabajas 13 horas, llegas a casa hecha puré, barres los pelos de gato o haces la cena... y caes rendida en la cama hasta el día siguiente. Pero, además, el mundo espera de ti que también saques tiempo para hacer deporte y ponerte mona - porque "¡a tu edad no se puede ir hecha un desastre!"- y, por supuesto, que sigas siendo una leona en la cama, que para algo nos hemos liberado, ¿no?
- Otro tema peliagudo es el dinero. Porque las jornadas laborales de 13 horas dan sus frutos al final de cada mes (si bien es cierto que no dan los frutos que en tiempos de vacas gordas hubiéramos esperado). Entonces se plantean todo tipo de cuestiones y se reavivan los debates domésticos más variados: ¿quién trae el pan a casa? ¿realmente trabajas tanto porque quieres? ¿es justo asumir gastos ajenos como, por ejemplo, una ortodoncia? ¿las actividades en pareja deben ajustarse a las posibilidades del sueldo más bajo? ¿qué es compartir y qué es mantener?

- Tomar la iniciativa... o no tomarla. Si eres indecisa, o poco lanzada, o, realmente, te da igual qué postre pedir, tendrás que oír la historia de "este brownie es mío" y algún que otro discurso sobre lo duro que es ser hombre por tener que tomar todas las decisiones durante el cortejo. Pero, si le echas huevos -expresión reveladora donde las haya, por cierto - y te acercas a un tío para tirarle los tejos, o te pones de rodillas para pedirle matrimonio a tu pareja, que salten todas las alarmas porque eso no es "lo normal".
- El techo de cristal, también conocido como "si has llegado hasta aquí es porque estás liada con..." el que reparte las becas, o tu jefe, o el que te entrevistaba para el puesto. De este modo, cualquier logro será considerado el resultado de: a) tu minifalda b) tus contactos c) algún tipo de artimaña seductora. Pero, obviamente, ni tu cualificación ni el sudor de tu frente van a tener nada que ver... ¿verdad? (Llegados a este punto me pregunto qué es peor: romperse los cuernos demostrándole al mundo que lo has logrado por ti misma y sin ayuda de nadie, o asumir que una bonita sonrisa es una herramienta tan legítima como cualquier otra)
Sí, es verdad: suena todo bastante a cliché pero, curiosamente, me he topado con estos temas en conversaciones diferentes, con personas diferentes, ¡y sólo en esta última semana!
En cualquier caso, no es más que un intento de reavivar un poco el blog, porque sé que tenéis cosas que decir... aunque estéis "escondidas". ¿Dónde estáis Vahinés?